Hace unos años le regalamos a mi hermano un juego de ajedrez pintado a mano por mi marido y yo. Pero nunca los ha podido tener a la vista por que no tenía un tablero a la medida de las figuras.
Pues vamos a engrandar el regalo!!!
Con una mesita de noche, mu fea mu fea...
Lo primero que hice es hacerle un tratamiento anticarcoma, que estaba la pobre pero que muy mal.
Le quité todas las capas de pintura y ese horrible adorno de atrás.
El resultado fue este, mucho más limpia. En este paso hay que ponerle masilla o unos palillos para ir tapando todos los agujeros que el ruín insecto hizo en su día.
La mesita la dejé aparte para poder ocuparme del tablero.
Confeccioné una plantilla en donde pegaba, en cada una de las casillas, chapas de dos tipos diferentes de madera, de Nogal y Cerezo.
Se le coloca cinta de carrocero y se van pegando una a una, haciendo que coincidan todas con una precisión quarkiana.
Para este trabajo hay que ser limpios y meticulosos.
Cuando terminé el tablero, le puse un adorno por cada lado, para que el resultado fuera más elegante.
Se le da la vuelta a la plantilla y se engancha en un tablero con cola de contacto.
Una vez seca la cola, se alisa todo con lija muy fina, hasta obtener un resultado casi de espejo.
Pinté los lados con un tinte secreto marca Lluís Alforja, mi profesor de restauración. El efecto es genial y muy profesional.
A la mesa le di un tinte nogal e incrementé su tamaño. Las mesillas de noche no son cuadradas. Como que el tablero es para figuras de guerreros del caos o alfiles del inframundo, el soporte para el añadido lo hice afín a los personajes del ajedrez. Le da un toque de fantasia. Es que una escuadra sola queda un poco feucha.
Para rematar, pinté el embellecedor del cajón con el tinte secreto y lo completé con un tirador acorde a todo el conjunto.
Ahora sólo falta poner las figuras.
Y... empezar a jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario